La pistola de juguete

Ayer me crucé con un chico y su padre cuando venía a casa después del trabajo. El hombre charlaba con alguien que parecía haberse encontrado por casualidad en la calle y tenía a su hijo, de unos seis años, cogido de la mano. El niño tenía una pistola de juguete en su mano libre y se dedicaba a dispararle a los cuervos que picoteaban la nieve en la acera. El niño hacía “pum” con la boca, simulando el movimiento de retroceso del arma a cada disparo, sin importarle que los cuervos fueran inmunes a sus balas de mentira.

Me disponía a cruzar la calle cuando el niño me miró. Bajé la acera mirándolo de reojo, y pude adivinar sus intenciones: me iba a disparar por la espalda. Di varios pasos con el cuerpo tenso, listo para recibir el disparo. El chico estiró su brazo y puso el arma a la altura de sus ojos, con un pequeño guante colgando de un hilo que entraba por la manga de su abrigo. Apuntando al centro de mi espalda, apretó el gatillo con su minúsculo dedo índice. Escuché el chasquido de la pistola de plástico y un “pum” pronunciado con tono grave, como si fuera el golpe definitivo.

El proyectil invisible impacta en mi espalda. Mi abdomen sale disparado hacia adelante, mis hombros quedan atrás, formando mi columna vertebral un arco que parece una parodia de un paso de baile. Una mueca de dolor desfigura mi rostro. Suelto un sonido gutural, como si tuviera líquido (¿sangre, quizá?) en mi garganta. Doy dos pasos adelante tambaleándome. Me giro un poco para ver a mi agresor, que tiene los ojos muy abiertos, sorprendido por el efecto de su disparo. No puedo mantenerme en pie, me desplomo en la calle cubierta de una mezcla de hielo, nieve y sal. Un coche se detiene junto a mí, bajan sus dos ocupantes a auxiliarme. Segundos más tarde estoy rodeado de varias personas. Abro los ojos desde el suelo y veo una vez más al niño. Su padre lo lleva cargado y se aleja del lugar de los hechos. El chico tiene la boca abierta, el rostro paralizado por el terror. La pistola ya no está en su mano, está tirada en la nieve.

Terminé de cruzar la calle, me giré y vi al chico disparando ahora a las ruedas de un autobús que pasaba. Mi mitad siniestra estaba convencida de que hacerle una broma así al niño-tirador sería divertido. Sin embargo, mi otra mitad sabía que esa fantasía, al igual que la del chico, no tendría mucha gracia en la vida real.

Minicuento navideño

Aquella fue una Navidad extraña para Juan. Miraba atónito cómo los arbolitos dejaban regalos al pie del niño de Navidad para que Papá Noel viniera a buscarlos.

O quizá era él, que no le veía sentido a las cosas desde que ella se había ido.

Rediseño

Pues ya iba siendo hora de renovar un poco el aspecto de este sitio, para hacerlo un poco más amigable de leer. Como recuerdo de los primeros meses de actividad, dejo aquí una instantánea de como lució durante cuarenta y tres entradas.


Ahora si lloras de pena leyendo lo que escribo no podrás disimular diciendo que era porque las letras de ese tamaño con esos colores te irritaban los ojos :-)

También he agregado arriba un par de pestañas con información sobre el sitio y sobre mí. Espero que el nuevo diseño sea de tu agrado. Que lo disfrutes.

1973

Todo empezó cuando me di cuenta de que existen dos canciones autobiográficas tituladas con el año de nacimiento de sus respectivos autores. Una de ellas es “Del ‘63”, del supertalentoso Fito Páez. La otra se llama “Yo también nací en el 53”, compuesta por Víctor Manuel y Andrés Molina y popularizada por Ana Belén.

Puedes escucharlas antes de seguir adelante. Yo espero.





¿Ya? Ok, sigo.

Buscando información al respecto, resultó que ambos temas están relacionados. Originalmente Andrés Molina compuso “Yo también nací en el 63” como respuesta al tema de Páez, y después Víctor Manuel creó su propia versión cambiando la letra y el año para ajustarla a su generación.

Los tres temas me gustan mucho, pero claro, siendo del 73 no puedo sentirme muy identificado con ninguno. Me puse a buscar entonces una canción que siguiera este ciclo de diez años y que estuviera dedicada a mi año de nacimiento. La buena noticia es que la canción existe, se llama “1973” y es de James Blunt. La mala es que está inspirada en la famosa discoteca Pachá en Ibiza, inaugurada ese año, lo que no me da ni frío ni calor. ¡Es que ni siquiera es el año de nacimiento del autor! (Blunt es del 74).

Sin embargo, durante mi búsqueda visité la entrada de la wikipedia en español dedicada a 1973, y revisé la lista de los nacimientos por curiosidad. Y ¡Oh, sorpresa! encontré gente con la que sí me siento muy identificado.

En primer lugar destaco la presencia de Seth McFarlane, el creador de la serie de dibujos animados Padre de Familia (Familiy Guy), de la cual soy fan acérrimo. Yo sabía que era un tipo joven, pero no pensé que lo fuese tanto: la serie comenzó a transmitirse en 1999, pero McFarlane recibió el dinero para hacer el piloto con tan solo 24 años. Es un tipo irreverente donde los haya, y sin duda estoy contento por compartir mi año de nacimiento con él.

Luego tenemos al historietista argentino Liniers, a quien tuve el honor de agregar a la lista, puesto que no estaba. Dibuja la tira diaria "Macanudo" en el periódico La Nación, y al leerla se nota mucho que crecimos con influencias muy similares. Es muy bueno y creo que está haciendo historia en el cómic argentino.

En el apartado deportes, están los futbolistas Roberto Carlos (Brasil) y Fabio Cannavaro (Italia), ambos campeones mundiales con sus respectivas selecciones; y el piloto italiano de Fórmula 1 Giancarlo Fisichella.

Entre los actores está Jorge García, que interpretaba a Hurley en la serie Perdidos (Lost), uno de los mejores personajes dentro de una de mis series favoritas de todos los tiempos. Nick Patrick Harris se hizo famoso muy joven protagonizando la serie Doogie Howser, M.D. (serie conocida en Venezuela como El doctorcito); y Omar Epps haciendo el doctor Foreman en otra serie que sigo con regularidad: House. Por último, tenemos a Kate Beckinsale, de quien caí perdidamente enamorado cuando la vi haciendo de vampiro en la película Underworld.

También hay varios actores españoles, como Eduardo Noriega, que ha participado en muchísimas películas, tales como Tesis, Nadie conoce a nadie y El método. Volviendo a la TV, en la versión española de Camera Café (de la que he visto cientos y cientos de episodios) participan tres actores nacidos en el 73: Carlos Chamarro, Álex O’Dogherty y Ana Milán. Y de otras dos series que también me han gustado están Daniel Guzmán (Aquí no hay quien viva) y Melanie Olivares (Aída). Sin olvidar a Nacho Vidal, uno de los actores porno más famosos a nivel mundial.

Por supuesto que la lista original es mucho más larga; esta selección sólo representa aquellos nombres y caras que me suenan y con los que estoy familiarizado. Algunos pasarán a la posteridad, otros serán olvidados pronto y nombres nuevos serán agregados en el futuro.

Tomando en cuenta que la edad promedio de los ganadores del premio Nobel es de sesenta y pico de años y no le van a dar un Oscar por su carrera cinematográfica a alguien de menos de cuarenta años, me doy cuenta de que esa lista aún puede crecer, no sólo en cantidad, sino en calidad.

Entonces ¡vamos, amigos setentaytreros! A trabajar duro para hacer grandes cosas y engordar la lista de la wikipedia con nombres que sean recordados por generaciones. Así, dentro de treinta años podré decirle a mis hijas y nietos: "Miren, el año en que yo nací trajo al mundo a este montón de grandes personalidades".

Y quizá para entonces alguien haya compuesto una canción llamada "Nacido en el 73".

Los últimos tres segundos

Rafael entró corriendo a la habitación de los archivos. Era una habitación grande, atestada de archivadores que llegaban hasta el techo formando varios pasillos, con cajas de cartón tiradas aquí y allá. Fue directamente hacia una fila de archivadores concreta, que tenía un cartelito escrito a mano que ponía “Universidad” pegado con celo. Disminuyó la velocidad para revisar las etiquetas de los cajones, y se detuvo frente a los que indicaban “1990”. Respirando agitadamente, abrió el que contenía los archivos de la H a la N y con dedos nerviosos empezó a rebuscar. El tiempo se le acababa, y él lo sabía: si no encontraba el archivo preciso en pocos segundos, todo estaría perdido.

Los dedos de Rafael se movían veloces por las solapas identificadoras de las carpetas, ajenos al sonido del segundero de su reloj, que parecía resonar por toda la sala. Le quedaban tres segundos cuando dijo “!Ajá!”, y sacó una carpeta de un tirón. La abrió y una fotografía cayó al suelo. La recogió y le echó un rápido vistazo antes de ponerla en la carpeta otra vez. Sonó un “tic” estruendoso: dos segundos. En la carpeta también había un folio, en cuyo encabezado se leía la palabra “Liliana” seguida de un borrón indescifrable. Leyó rápidamente el breve texto del cuerpo del informe, y cuando iba por la última línea sonó un “tac” avisando de que el último segundo había empezado. Rafael suspiró aliviado y colocó la carpeta de nuevo en su sitio, justo a tiempo.

- ¡Claro que me acuerdo de ti, Liliana! - dijo Rafael a la mujer que lo había saludado pocos segundos antes en la parada del autobús. - Estudiamos juntos en el primer semestre de la carrera, hace veinte años.
- Qué buena memoria - respondió Liliana, sonriendo.
- No tan buena. No me acuerdo de tu apellido.

Domingo en la mañana

- Tengo miedo, papá
- ¿Y qué es lo que hemos dicho sobre el miedo?
- Que siempre podemos seguir adelante aunque tengamos miedo... es natural tener miedo, pero no que el miedo mande sobre nosotros.
El padre asintió. Su semblante serio no dejaba entrever el orgullo que sentía por su hijo de ocho años. El niño suspiró y volvió a ver el vacío bajo sus pies. Estaban parados en el borde de un acantilado de unos cien metros de altura. La brisa del domingo en la mañana soplaba suavemente alrededor de la pareja.
- No te pasará nada. - respondió el padre. - Recuerda que estaré a tu lado todo el tiempo.
El niño miró sus ojos; estaban muy serios, pero transmitían confianza y seguridad.
- De acuerdo. - dijo, y le dio un beso en la mejilla a su padre. Luego, sin pensarlo, saltó al vacío.

El niño tomó la posición aprendida: cuerpo horizontal, brazos extendidos y ligeramente flexionados, piernas juntas. La tierra se aproximaba a él a una velocidad de vértigo, pero él no la veía: tenía la vista al frente, fija en las colinas que se divisaban en el horizonte.
Tras unos pocos segundos, sintió que tenía suficiente velocidad y entonces empujó. El fuerte viento que antes venía de abajo comenzó a sentirse desde el frente. Miró abajo y a los lados y comprobó que estaba volando en una trayectoria horizontal a unos treinta metros de altura. Cuando su padre se colocó a su lado volando también, ambos sonrieron.

Media hora después, el superhéroe y su hijo estaban sentados en la cima de una de las colinas, cansados y sudorosos por el esfuerzo, pero felices.
- Te felicito. - dijo el padre a quien sería su sucesor algún día - Has controlado muy bien el miedo. Cuando tenía tu edad y tu abuelo me enseñaba a volar, yo también tenía mucho miedo a caer.
- Pero yo no tenía miedo a caer, papá. Tenía miedo a que te sintieras decepcionado si fallaba.

Hoy me siento breve ¿y tú?

Navegando por la red me encontré con algo curioso. Si antes hablaba de microrrelatos por tener cien palabras o menos ¿cómo podríamos llamar a cuentos de sólo seis palabras?

He encontrado dos referencias diferentes. Por un lado, en 2006 la revista estadounidense Wired le pidió a diversos autores famosos que escribieran un nanocuento de estos. Aquí se puede ver el resultado (en inglés). Por otro lado, una editorial (Editorial Navona) convocó un concurso este año con las mismas limitaciones: sin título y seis palabras de extensión. Al parecer ambos movimientos vienen inspirados por un famoso cuento que se atribuye a Hemingway:

Vendo zapatos de bebé, sin estrenar.

(For sale: baby shoes, never worn)

Otro microcuento muy famoso es "El Dinosaurio" de Augusto Monterroso:

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

A mí me sorprendió mucho ver cómo se puede transmitir tanto en tan pocas palabras, sobre todo en el cuento de los zapatos de bebé, donde ni siquiera se narra una acción o un sentimiento: es tan solo un anuncio. El cuento de Monterroso deja más abierta la interpretación. Recuerdo haberlo leído en mi adolescencia (en un compendio de relatos cortos llamado "Para leer en la cola") y ahora veinte años después lo entiendo de manera diferente.

Según entiendo, lo bonito de esto es que el lector tiene que contestarse a sí mismo las interrogantes que le surgen tras leer tan sólo seis palabras (o siete, como en El Dinosaurio). Además, muchos de ellos podrían funcionar muy bien como primera frase de un cuento más convencional. Si quieres leer más puedes ir a la página del concurso mencionado arriba, que ya lleva más de tres mil minirrelatos enviados. Los hay de todas clases: algunos graciosos, otros absurdos, muchos fantásticos.

Y por supuesto, no pude resistirme a escribir mis propios cuentos hexapalábricos. Voy a dejar el primero aquí, y publicaré uno más cada día esta semana ¿de acuerdo? Ya me dirás si te sientes breve.

Cuento hexapalábrico 1:

- Trae un extinguidor, rápido ¡Estoy ardiendo!

Microrrelatos

Hace varias semanas una amiga me avisó de un concurso de microrrelatos de hasta cien palabras. Escribí un par (de microrrelatos, no de palabras) y los envié. Es material que me gustaría publicar aquí, pero las bases exigen que sean trabajos inéditos, blogs incluidos.
Así que inspirado por la limitación a cien palabras, y en vista de que los resultados del concurso se darán "dentro" de 2011 (¡lo que puede ser "dentro" de más de un año!), escribí la entrada anterior para publicarla en el blog.

El premio del concurso son 7.000 euros, y se aceptan relatos en inglés, árabe y hebreo, además de en español. Y no sé cuántos cuentos esperan recibir, pero me extrañó un poco que con semejante premio y después de meses de abierto el concurso, alargaran el período de recepción tres semanas más. Quizá es que quieran en esta segunda edición superar a la primera, en la que recibieron 3.682 microrrelatos.

El relato ganador de esa edición y otros 150 seleccionados se publicaron en un libro, que se puede descargar gratis en pdf aquí. Lo he estado leyendo y la verdad es que casi todos los cuentos están muy bien. Recomiendo su lectura, y dejo aquí un adelanto de lo que te puedes econtrar:


Las historias que escribo, por José Antonio Palomares
Todo el mundo sabe que yo solo escribo sobre lo que he vivido. Es lo que digo a los periodistas: por eso me hice marino mercante, por eso me infiltré en los bajos fondos, por eso durante algún tiempo fui boxeador. Por eso escribí novelas sobre marineros, el lumpen, los boxeadores mediocres. Y por eso cuando vi a mi mujer sosteniendo mi última novela recién publicada, Infiel, y en la otra mano una escopeta con la que me apuntaba al estómago, supe que tenía problemas.
—Ahora podrás escribir historias de fantasmas —dijo furiosa mientras disparaba.
Y eso hago.


Se encontró una puerta, por Javier Arriero Retamar
Se encontró una puerta tirada en la calle. Le dio pena.
La recogió y le hizo una habitación.
Ahora vive dentro de ella.

En cien palabras

Quería escribir una nueva entrada, y me puse de límite cien palabras para que no resultara muy aburrida. Fíjate, ya llevo veintidós y todavía tengo tu atención.
Iré al grano, que si me disperso mucho me quedo sin palabras. A ver cuántas llevo: ¡cuarenta y seis ya! Pero esto así no rinde. Ahora no sé si me van a alcanzar para decir lo que quería decir. La presión de llevar setenta y tres palabras hasta ahora no me deja concentrarme en la idea que quiero expresar. Al menos intentaré decir mientras tengo tiempo que esta es la palabra número cien.

La palabra palabra

La palabra palabra tiene once significados.
La palabra significado significa "Contenido semántico de cualquier signo, condicionado por el contexto".
La palabra contexto se puede separar en dos palabras: con y texto.
La palabra texto significa: "Enunciado o conjunto coherente de enunciados orales o escritos".
La palabra escrito es el participio del verbo escribir.
La palabra escribir significa: "Representar con letras las palabras"
La palabra palabra tiene once significados.
La palabra significado sign...

Enmo 8 - Sincero

Las historias de Enmo no llevan una secuencia, pero es recomendable que las leas en orden. Puedes empezar por la primera, si quieres.

Escena 1:
Antonio se encuentra con el actor que quiere contratar para su próxima película. Raimundo está sentado en el hombro derecho de Antonio, con un sermón preparado sobre las ventajas de ser sincero. Enmo está en el hombro izquiero acompañado del aprendiz Bladio.

Escena 2:
Antonio dice al actor: "Eres perfecto para el papel del malvado monstruo horroroso". Mientras Antonio habla, Raimundo le va susurrando al oído las razones por las que tiene que ser sincero siempre. Enmo bosteza y el aprendiz dice impaciente: "PeroseñorEnmodio... ¿Novamosahacernada?... Tenemosquecontraatacar..."
Enmo le hace una seña para que se calle y espere.

Escena 3:
El actor le contesta a Antonio: "Oh, gracias. Supongo que es por mi fuerza interpretativa, mi carácter como actor, mi presencia ante las cámaras...¿No es cierto?"
Antonio va a responder, pero titubuea. Raimundo dice: "Dile la verdad. Serás recompesado".

Escena 4:
Antonio ladea instintivamente la cabeza hacia la izquierda, como buscando alternativas. Enmo sigue callado y el aprendiz está a punto de estallar.
Enmo le hace una seña para que se calle y espere.

Escena 5:
Antonio dice: "Pues, la verdad, te escogimos a ti para ahorrarnos dinero en el maquillaje del monstruo"

Escena 6:
El actor se va, molesto, dejando a Antonio con cara de sorprendido.
Enmo le dice al aprendiz: "Ya puedes escribir el informe". El aprendiz dice: "UstedesgrandeseñorEnmodio... Elmejordetodos... Cumplelosencargosinclusosinmoverundedo..."

< Enmo 7
Enmo 9 >

¿Te lo acentúo?

No es muy complicado escribirte un texto que no lleve acentos ni incluya la letra n con sombrerito que, como todos sabemos, es casi exclusiva del castellano.

Más difícil sería apañárselas y escribírtelo acentuándote (o incorporándote la ñ a) los términos de más de 2 símbolos de extensión. Únicamente usaríamos la acentuación ortográfica y el carácter ñ, y aún así tendríamos un párrafo -quizá extraño, quizá estúpido- de un número no pequeño de líneas en español. Si tu opinión de escéptico es "¡qué tontería!", quizá deberías ir tú a la creación de un párrafo así (artístico o académico, según tu inspiración) y añadirlo íntegro aquí. Sería fantástico y yo me sentiría honradísimo.

Si algún día fuésemos más allá y escribiéramos un párrafo de sólo diéresis, trataría (¡cómo no!) de cigüeñas y pingüinos sinvergüenzas.

Enmo 7 - El aprendiz

Las historias de Enmo no llevan una secuencia, pero es recomendable que las leas en orden. Puedes empezar por la primera, si quieres.

Escena 1:
Renato duerme con una sonrisa. Está teniendo sueños agradables, que es la única cosa buena que le ha pasado en meses. Enmo está sentado en la mesita de noche, junto a Bladio, el aprendiz que le asignaron para su entrenamiento. Bladio está ansioso por hacer algún encargo, y no para de pedirlo: "SeñorEnmodio... porfavordéjemehacerloamí... nolodefraudaré... aprovechemosquenohayagentescontrarios... seguroqueestoycapacitadoparahacerlo... soyelalumnomásdestacadodelcentrodeformación..."

Escena 2:
Enmo dice: "De acuerdo" mientras rebusca en su mochila. Bladio no se lo puede creer: "GraciasseñorEnmodio... nosearrepentirá... ¿enquéconsisteelencargo?... locumpliréalpiedelaletra"

Escena 3:
En el sueño, Renato flota en el aire con una bella mujer, envuelta en una túnica de seda blanca. Renato se dispone a besarla, pero en el último momento la mujer se aparta de él y dice: "Un momento, Renato. Esto es tuyo", y saca de entre sus ropas un bebé.

Escena 4:
El bebé es horrible. Tiene la cara de color rojo oscuro, el gorrito está atravesado por dos cuernos rugosos y alrededor del chupete se observa un bigotillo muy desagradable. La expresión de su cara es más bien de fastidio cuando se saca el chupete y dice "¡Bú!"

Escena 5:
Renato está despierto sentado en su cama, empapado en sudor y con el corazón acelerado por la pesadilla. Enmo escribe el informe en su portátil y Bladio refunfuña mientras se quita el disfraz: "Ahoraentiendoporquépidióunaprendizparaesteencargo... nohabíaungorritomásridículo... lapróximavezsevaaponerpañalessu@#%¤madre..."

< Enmo 6
Enmo 8 >

El decano de cano pelo

Un decano de cano pelo recordaba cosas de cada década vivida.

De niño un día dijo: "Me defino de fino oído y declaro, de claro entendimiento, que entre las clases, por las de canto me decanto. Quiero ser un cantante de coro con decoro".

Su padre, que era un desastre de sastre, comenzó a deliberar antes de liberar su respuesta desde debajo de un sombrero de bajo precio. "Yo quiero que practiques un deporte de porte" contestó. "Pero antes de hacer debates de bates y pelotas, deberíamos de parar y ver qué te va a deparar el futuro".

El niño, que tenía más de dos dedos de frente, respondió: "Tranquilo, la escuela no degrado, de grado pasaré como siempre, y así mi educación no se deforma, de forma que todo irá bien"

Pero no tenía talento, y bajo gran cantidad de presión le dio depresión. Ya adolescente pensó: "O cambio de rumbo o me derrumbo". Le pidió a su madre aprender a tocar toda clase de liras. "Deliras" respondió la madre. "Igual que mis delirios de lirios en flor cuando tenía tu edad. No te hagas de rogar y empieza a derogar tus deseos. Es hora de tallar tu futuro y detallar tus estudios. ¿Quieres ser dentista?". "No" dijo el chico. "No quiero saber nada de muelas. No demuelas mi vida con eso".

Estudió entonces ciencias políticas en la universidad, donde nunca quiso ser parte del imitado estilo delimitado por otros. Si sus compañeros lo invitaban a ir de rumba "Eso me derrumba" era su respuesta.

Tras graduarse se sentía en una isla desierta de cierta soledad. Vivía una vida carente de sazón y la desazón se apoderó de él. Decidió entonces dejar de depender de otros y de pender de un hilo, fundó un partido y se lanzó para presidente.

Su discurso era: "Este país depuro, de puro corazón os lo digo. No pararé de mandar y voy a  demandar mejoras para todos". Pero había otros hambrientos de cima, y por una décima perdió las elecciones.

Tras la derrota, de rota su alma dolía. Renunció, y delante del antes respetado retrato suyo, dijo a sus compañeros de partido tras todo lo departido: "Dejo de debatir y de batir desavenencias. Vuestra conciencia de lata os delata, y la mía de roca nadie derroca. Como antiguo delegado os dejo de legado flores en forma de ramo, pero lágrimas no derramo".

Ahora, jubilado y de mente nada demente, disfruta decenas de cenas solitarias, esperando su defunción.

O su fin de función, como dice él.

Enmo 6 - Lo último que tenías que decir

Las historias de Enmo no llevan una secuencia, pero es recomendable que las leas en orden. Puedes empezar por la primera, si quieres.

Escena 1:
Isabel está triste. A su lado está sentado Germán, su novio, sin conocer la causa de la tristeza y pensando qué decir para subir el ánimo de su chica.
Enmo está de pie en el respaldar del sofá, entre los dos, con las manos a la espalda.

Escena 2:
Germán dice: "¿Quieres ir al cine?"
Isabel responde, a punto de llorar: "¿Crees que tengo ganas de salir así?" y voltea la cara hacia el otro lado.
Enmo saca una lupa grande y la pone detrás de la cabeza de Isabel, justo donde Germán está mirando.

Escena 3:
Germán dice, distraído: "Oye, ¿esto es una can..." y es interrumpido por un grito de rabia de Isabel.

Escena 4:
Isabel está echando a patadas a Germán, mientras Enmo escribe el informe en su portátil.

< Enmo 5
Enmo 7 >

Diarios incendiarios

Me declaro fan de Estopa. Muchas de sus letras son divertidas, se ve que se la pasan realmente bien componiendo. Y juegan mucho con las palabras. Abajo pongo un extracto de Ke pasa!? del álbum Destrangis. Fíjate que respetando bastante la métrica y la rima juegan con el sonido de las palabras y mantienen un hilo (más o menos coherente, pero hilo al fin) en lo que cuentan.

Hay diarios incendiarios,
calendarios varios
pa' cada usuario,
hay notarios
que le traen mal fario
al rollo milenario.
¡Aquí Lobo Estopario
llamando a Super Mario!
Vente pa'l escenario
que se están cargando el barrio.

Como un supositorio
te llega mi espectro
de material etéreo,
yo te canto mi temario,
te lo canto en estéreo
y te resulta mas notorio,
lleno está el cementerio
de cerebros precarios.

Soy Perico Delgado
y tú eres mi gregario,
eres algo inventado
yo el doctor Bacterio,
siempre eres el multado
y yo el beneficiario,
tu mente es un poblado
y la mia un imperio.
¿¡Pero qué pasa!?


Puedes oir el tema completo aquí:



Por cierto, ¿pillaste lo del Lobo Estopario? :-)

Enmo 5 - De madrugada

Escena 1:
Graciela duerme. El reloj en la mesita de noche marca las 2:54 de la madrugada. Enmo está sentado al lado del reloj tecleando en su portátil, mientras Joaquín está sentado en la almohada de Graciela.
Joaquín pregunta: "¿Ya sabes a qué hora tienes el encargo?"
Enmo contesta: "Se colgó el ordenador. ¿Me puedes prestar el tuyo un momento para verlo?"

Escena 2:
Joaquín dice, mientras le da su portátil a Enmo: "No puedo negarme. Nuestro Código de Conducta exige que ayudemos a cualquiera que lo necesite. Incluso a los demonios."
Enmo coge el portátil, conecta una memoria USB y teclea por un rato. Luego dice: "Listo. Toca a las 2:58, dentro de dos minutos" y le devuelve el portátil a Joaquín.

Escena 3:
El reloj marca las 2:58 a.m. Enmo salta a la almohada de Graciela y susurra a su oído izquierdo: "Hay helado de turrón en la nevera". Graciela refunfuña en sueños.
Mientras tanto, Joaquín coloca su portátil cerca del oído derecho de Graciela y empieza a reproducir un fichero mp3 con una nana que le cantaba su madre a Graciela cuando era niña.

Escena 4:
Pero la música no suena. Joaquín se pone nervioso y sube el volumen del aparato. Ve que el archivo se está reproduciendo, pero no se escucha nada. Enmo insiste al oído de Graciela: "Tiene trocitos crocantes mezclados con el helado cremoso". Joaquín, desesperado, sube el volumen a tope, y de pronto empieza a retumbar por toda la habitación la música de los carros que venden helados.
Para cuando Joaquín quita el volumen otra vez, ya Graciela se ha despertado de un salto.

Escena 5:
Graciela está en la cocina comiendo helado directamente del bote. Enmo y Joaquín están sentados en la almohada, redactando sendos informes en sus portátiles. Joaquín dice: "Vaya jugarreta. Un día de estos me voy a saltar el Código."
Una voz retumba por la habitación: "Joaquín, que te estoy oyendo..."
Y Joaquín responde, afligido: "Ups, perdón, Señor"

< Enmo 4
Enmo 6 >

Bramido en la penumbra

Una hembra cántabra labra y siembra en la penumbra. De pronto, ve una sombra macabra y una zozobra vibra en sus vértebras y en su membrana cerebral.

¿Una cabra? ¿Una cebra? ¿Una cobra? ¿Una culebra brasileña?

Oye un bramido y casi se obra en las bragas. La labradora alumbra y ve un bravo bramador. Su voz se quiebra, no hay palabras. El tiempo no sobra, maniobra y huye sin nombrar go ni cobrar 200.

La labradora cruza el umbral sin dar un timbrazo. Se libra del bramador como por abracadabra.

Luego, en la alfombra de hebras de fibra, junto al brasero, come sobrantes de sobrasada y bebe ginebra para olvidar el bramido en la penumbra.

España es Campeona del Mundo

España es el octavo campeón mundial de la historia. Marcó ocho goles para coronarse en Sudáfrica, que es el décimo sexto país (dos veces ocho) donde se ha celebrado un mundial. Su posición promedio en todos los mundiales es 8,8. Del Bosque es el seleccionador número 40 (cinco veces ocho). El apellido del capitán del equipo tiene ocho letras. Iniesta cometió ocho faltas, y el equipo recibió ocho tarjetas amarillas en el torneo. Ganaron la Eurocopa en el año 8, siendo esa su octava participación completa en dicho torneo. La anterior Eurocopa la obtuvieron el año 64 (8x8). Hasta el título de esta entrada tiene 24 letras (¡el ocho tres veces!)

No me extraña que un octópodo predijera su victoria.

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Con esto cerramos la temporada mundialista (y la quiniela que estuve organizando) y volvemos a la normalidad. Si es que esto se puede llamar normalidad, claro.

Cerrado por vuvuzela

Tras una agotadoras vacaciones, ahora estoy disfrutando de unas merecidas -y descansadas- jornadas laborales.

Pero me puse a organizar una quiniela para el mundial de fútbol, y eso implica reportes diarios con los resultados de los partidos y los puntos obtenidos por los quinielistas. Y las burlas, claro, porque ¿de qué sirve una quiniela entre amigos si no te puedes burlar de los que van perdiendo?

El sistema que tenemos no es que sea muy justo, pero es divertido. Puedes verlo aquí. Y los reportes aquí. Recomiendo a todo el mundo que organice o participe en cosas así,  aún si no saben de fútbol: se goza un montón.

Esa es la razón por la que he decidido posponer unas semanas más la reactivación de este blog.

Sin embargo, te dejo un texto calamburesco como adelanto de lo que viene:

- Es el cetáceo del apocalipsis.
- ¿Cómo es eso?
- Es el delfin del fin del mundo.

Nos vemos en pocas semanas.

Cerrado por vacaciones

¡Me voy de vacaciones por un mes!

Así que no habrá nuevas entradas en ese tiempo.

Mientras tanto, y para que no te aburras, puedes mirar algunas fotos de anuncios ingeniosos, leer buenos cómics en español o en inglés, reír con un periódico digital o con otro, encontrar cosas entretenidas, ver ilusiones y más ilusiones, elegir una entre más de 100 imágenes de un mono golpeando un dinosaurio, encontrar caras donde no las hay (¿o sí?), ver dibujos hechos a partir de frases, leer un artículo de la wikipedia (o dos), probar este juego solitario en java, descargar un gif animado paranoico, crear un mensaje con voz computarizada, escuchar una canción de los Amigos Invisibles o de Desorden Público o ver un video de una máquina de Rube Goldberg pero a lo bestia.

Es que el que tiene Internet y se aburre es porque quiere.

Nos vemos a mediados de junio.

La mentira perfecta

Aquel hombre necesitaba decir una mentira. Era una mentira muy importante, no podía permitir que nadie la descubriese. Se puso a trabajar entonces, decidido a elaborar una mentira sólida, creíble e impenetrable.

El trabajo se dividió en dos etapas. Los primeros días se concentró en el planteamiento central de la mentira. Pasó muchas horas dedicado a encontrar las palabras y el tono adecuados, a justificar las motivaciones de lo que iba a decir, a estructurar la idea de la forma más realista posible.

La segunda parte del trabajo consistió en encontrar los puntos débiles de la mentira y eliminarlos. Anticipó todas las preguntas que puedieran poner en peligro la credibilidad de lo contado, y preparó una respuesta cónsona con la mentira central para cada una de ellas. Después de esta primera capa de protección, el hombre reparó en que a su vez, estas respuestas podían generar otras preguntas, y que debían ser igualmente identificadas y sus respuestas preparadas. El hombre repitió este proceso hasta que cada ramificación alcanzó una verdad como respuesta. Él pensaba que ahí residiría la fortaleza de la mentira que estaba construyendo: unos cimientos de realidad.

Después de varias semanas de arduo trabajo, el hombre decidió que la mentira estaba terminada. Una gran mentira, bien planteada, entretejida en una red de pequeñas mentiras que servían para sostenerla, que a la vez se apoyaban en verdades.

¡Qué orgulloso estaba de su trabajo! Estaba seguro de que no hubo jamás una mentira mejor preparada. Cuando llegó el día en que tenía que decirla, el hombre no titubeó. Siguió exactamente cada uno de los pasos previstos, con la seguridad de quien ha ensayado algo muchas veces. Surgieron algunas preguntas, y todo el mundo creyó en las respuestas tan minuciosamente preparadas. El hombre había tenido éxito: había logrado engañar a mucha gente.

Y el éxito no solo se midió por la cantidad de gente que creyó en la mentira, sino por el tiempo que esta gente lo creyó. Pasaron muchos años, y la mentira seguía firme, sin ninguna fisura. El hombre estaba muy satisfecho, su duro trabajo había dado muy buenos frutos.

Llegó entonces el día en que el hombre sintió necesidad de reconocimiento. Se estaba haciendo viejo, y temía morir sin que nadie se enterara jamás de la calidad de su trabajo. Deseaba que la gente admirara su obra, que reconocieran su arte, que se extasiaran ante la perfección alcanzada.

Lo paradójico era que para lograrlo, tenía que destruir su creación.

Unos años antes habría sido incapaz de tal cosa, pero ahora entendía que tenía que hacerlo si quería pasar a la posteridad. Si no mataba a su mentira, ella viviría eternamente, pues nadie podría descubirla jamás. Pero si la mataba, sería él quien perduraría en la mente de las generaciones futuras, como el creador de la mentira perfecta.

Y así lo hizo. Un día contó la verdad. Fue desbaratando pieza a pieza la estructura que se había mantenido firme por tantos años. La mentira estaba tan bien arraigada, que fue muy difícil hacer que la gente dejara de creer en ella. Cuando finalmente todo el mundo aceptó que se trataba de una mentira, reconocieron de forma unánime que era la mejor mentira jamás gestada. Y, como era de esperarse, nadie creyó nunca más en la palabra de aquel hombre.

El hombre murió solo, varios años después, convencido de que mucha gente conocería su hazaña. Su nombre y la mentira perfecta se han olvidado, pero hoy al menos una persona más ha conocido la historia de aquel hombre que necesitaba decir una mentira.

Enmo 4 - Caso fácil

Escena 1:
Graciela está frente a una porción de postre, mirándola con indecisión. En su hombro derecho está Joaquín, leyendo una larga lista de argumentos al oído de Graciela. Enmo está en el hombro izquierdo, con cara impasible. Por cada argumento que Joaquín esgrime, Enmo siempre dice lo mismo al oído de Graciela: "Pero es que está buenísimo".

Escena 2:
Joaquín insiste: "Ya te has comido una porción hoy. Es suficiente."
Enmo: "Pero es que está buenísimo"
Joaquín: "Te puedes comer esta porción mañana"
Enmo: "Pero es que está buenísimo"
Joaquín: "Te sentirás culpable después"
Enmo: "Pero es que está buenísimo"
Joaquín, ya un poco alterado: "¡Tu dietista te va a regañar en la próxima consulta!"
Enmo: "Pero es que está buenísimo"
Joaquín desesperado: "¡¡Te sentirás triste si no te puedes abrochar el pantalón!!"
Enmo: "Pero es que está buenísimo"
Joaquín, dándolo todo: "¡¡¡Recuerda cómo lloraste la última vez que te viste desnuda en el espejo!!!"
Enmo: "Pero es que está buenísimo"
Joaquín, derrotado: "¡...uf!"

Escena 3:
Graciela se ha ido. Enmo y Joaquín redactan sendos informes en sus portátiles, sentados sobre la mesa. A su lado hay un plato con restos de crema y una cucharilla usada.
Joaquín, exhausto y un poco enojado, dice: "Lo tienes fácil cuando es tiramisú de fresa, ¿eh?"

< Enmo 3
Enmo 5 >

Antonio el antropólogo

Anteayer se le antojó a Antonio, un antropólogo de anteojos, que antiguamente hubo antepasados de antílopes antillanos en la Antártida. Ante tal cosa, unos antagonistas antipáticos pidieron a antropófagos de un antro cercano que usaran al antropólogo como antipasto. Estos fueron con antifaces y antorchas, pero Antonio se anticipó huyendo a las antípodas con su antolgía de antecedentes antes de que los antropófagos mordieran su antebrazo.

Enmo 3 - De blanco

Escena 1:
Enmo revisa su próxima asignación. Parte de ella dice:

 Agente: Enmodio            Número: 9165619
 Asignación: F-PCAN-20100429/YV12101302
 Nombre del objetivo: María Isabel Andrade Soria
 Fecha de nacimiento: 24/11/1980 (29 años)
 Lugar: Valencia, Venezuela
 Situación: Preocupada porque se acerca a los treinta años.
 Materiales necesarios: Pintura blanca. Brocha. Disolvente.
 Indicaciones: Mientras el objetivo duerme, tomar la brocha y...

Enmo no termina de leer las indicaciones. Por el código de la asignación, ya sabe lo que hay que hacer.

Escena 2:
Enmo está pintando algo con pintura blanca. Se escucha a Isabel durmiendo plácidamente.

Escena 3:
Isabel se ha despertado. Se está mirando al espejo y grita: "¡AAAARGGH, UNA CANAAA!"

< Enmo 2
Enmo 4 >

Expresiones exactamente explicadas

ex. (De ex, prep. lat) 1. adj. Que fue y ha dejado de serlo.
(fuente: RAE)

Exaltar: mesa en la que ya no se celebran misas.
Examen: así era.
Exacto: una acción fuera de ídem.
Excitado: alguien que ya no tiene que ir a la reunión.
Expedido: solicitud cancelada.
Expiar: lo que hace un pollito muerto.
Expirado: persona ahora cuerda.
Exposición: sitio donde se estaba antes.
Expuesto: igual a la anterior.
Expreso: alguien que ya pagó su condena.
Expresión: lo que se obtiene cuando se deja de apretar o insistir.
Expulsado: tecla o teclado en la basura.
Extenso: ahora relajado.
Extractor: una máquina que ya no tira más del arado.
Externo: conjunto que ahora es de dos o de cuatro.
Extradición: costumbre perdida.
(Fuente: Elemento Emergente)

Enmo 2 - Menores

Escena 1:
Enmo recibe el encargo de representar al jefe en una invocación. Al aparecer en el sitio, encuentra que los invocadores son un par de chicos de unos doce años. Enmo parece un empleado público que ha repetido la misma letanía muchas veces cuando dice: "Vengo aquí desde las profundidades del Infierno en representación del Señor de las Tinieblas. Habéis seguido el ritual de invocación con éxito. ¿Tenéis algún trato que ofrecer?"

Escena 2:
Los chicos se miran las caras, sorprendidos por el aspecto de la aparición: un demonio de unos doce centímetros de alto y de cara impasible que parece estar siguiendo una especie de protocolo aburrido.
Enmo pregunta: "¿Algún problema?"
Uno de los chicos contesta: "Es que esperábamos a alguien... ¿cómo decirlo?... a alguien un poco más..."
"¿Aterrador?" - interrumpe Enmo.
"Pues... sí, quizá"

Escena 3:
Enmo se convierte en un monstruo de pesadilla. Mide casi tres metros de altura, tiene la espalda muy ancha y los brazos largos, rematados por garras. Dos cuernos llenos de protuberancias irregulares asoman amenazantes de su frente, bajo los cuales brillan un par de ojos negros que parecen concentrar toda la maldad del mundo. La piel es un grueso cuero rojo oscuro, que cruje al moverse. La voz del demonio suena hueca y retumba haciendo vibrar el piso: "¿Así está bien?"
Los chicos están MUY asustados.

Escena 4:
Mientras se asienta el polvo que levantaron los chicos al salir corriendo a toda velocidad, Enmo ha recobrado su aspecto habitual y escribe el informe en su portátil, mientras piensa: "Siempre igual. Deberíamos exigir una edad mínima para pedir audiencia".

< Enmo 1
Enmo 3 >

Hambre en la ambulancia

Dos ambidiestros ambulantes hambrientos ambicionaban hamburguesas en su ambulancia ámbar. El hambre de ambos ambulancieros ambientaba todo el ámbito con ambrosías, sin ambages ni ambigüedades.

Enmo 1 - La tarta

Escena 1:
Graciela mira con indecisión un trozo de tarta de chocolate. En su hombro derecho está Esteban. Se nota un poco alterado, mientras dice al oído de Graciela: "Tú eres más fuerte que la tentación. Piensa en lo bien que te sentirás contigo misma si ahora dices no"
Enmo está sentado tranquilamente en el hombro izquierdo de Graciela, mirándose las uñas.

Escena 2:
Mientras Esteban insiste en su discurso, Enmo se levanta, sin ninguna prisa, y susurra al oído izquierdo de Graciela: "Deliciosa tarta de chocolate, compuesta de varias capas de bizcocho avainillado de textura esponjosa y ligeramente húmeda. Entre las capas hay un relleno de crema merengada suiza, a base de nata, cacao y avellanas, de textura ligera y sedosa. Y todo está divinamente rematado por una cubierta de suave crema de vainilla decorada con hilos de chocolate amargo y caramelo crocante."
Graciela tiene los ojos muy abiertos mientras escucha, y se muerde el labio inferior.

Escena 3:
Graciela se ha ido. Enmo y Esteban redactan sendos informes en sus portátiles, sentados sobre la mesa. A su lado hay un plato con algunas migas de tarta de chocolate y una cucharilla usada.
Esteban dice: "Tú te has estado documentando con libros de repostería"
Enmo contesta: "Decidí variar el típico mañana empiezas la dieta"

Enmo 2 >

El Investigador

El investigador miraba fijamente el artefacto que tenía enfrente. Escuchó un ruidito en la ventana y desvió la vista hacia allí un momento, para volver a posarla rápidamente en el objeto de su concentración.
En ese preciso momento descubrió la causa por la que el aparato no funcionaba según lo esperado, aún después de muchos años de investigación.
Lo arregló, y desde entonces hasta el día de su muerte, treinta y cinco años después, vivió cubierto de gloria por su revolucionario invento.
Lo que nadie supo nunca es que en todo ese tiempo, al investigador se le erizaba la piel y se le humedecían los ojos de la emoción al escuchar una abeja chocar contra un cristal.

La grano de maíz

Nunca me gustaron las palomitas de microondas. Lo siento como algo demasiado... impersonal. Por eso tenía yo una taza de granos de maíz en la mesa de la cocina, con la intención de preparar una ponchera al estilo antiguo y comerlas viendo una película.
Estaba en la sala, poniendo a punto el DVD, para poder empezar a ver la película apenas las palomitas estuvieran listas. No hay nada que odie más que empezar a comer palomitas antes de que empiece la película, y no hay nada que me guste más que las palomitas todavía calientes.
Cuando configuraba los subtítulos, llegó mi hija pequeña y me dijo:
- Papá, ven para que veas la grano de maíz en la mesa.
- No, hija, se dice el grano de maíz - la corregí.
- Ah - respondió. - Bueno, ven para que la veas.
Esta vez no la corregí, sólo la seguí hasta la cocina, donde me mostró con sonrisa orgullosa un gran círculo en medio de la mesa, hecho con los granos de maíz .