Extraña ceguera

Aquel hombre no veía los emoticones. Lo que para todo el mundo eran caritas sonrientes, tristes o enojadas, para él eran signos de puntuación sin sentido. Esto resultaba extraño a todo el mundo, ya que este tipo de ceguera se puede entender cuando hablamos de estereogramas, por ejemplo, cuya correcta percepción requiere cierta técnica y mejora con la práctica. Pero ¿ceguera de emoticones? ¡Por favor!

Sin embargo, para adaptarse a estos tiempos de SMS, emails, twitters y facebooks, el hombre aprendió a expresar exactamente su estado de ánimo valiéndose sólo de palabras escritas.

Con el tiempo se convirtió en un gran poeta.

El último número

En vida había sido un gran mago, famoso por sus trucos de levitación. Por eso a nadie le sorprendió que su ataúd flotara cinco centímetros por encima de los hombros de los familiares y amigos que lo transportaban.