La breve historia de un hombre que aprendió a levitar

Se trasladaba felizmente de un sitio a otro sin esfuerzo, flotando a un palmo del suelo. Dejó de hacerlo cuando se percató de que no dejaba huellas.


4 comentarios:

Sara Lew dijo...

Pobre, pasaba por la vida apenas rozando...

Genial hiperbreve, Roberto. Un beso.

Roberto dijo...

Muchas gracias, Sara.
Muy honrado de ver una nueva huella tuya por aquí :-)
Un abrazo.

Miguel Torija dijo...

Me gusta esa necesidad de dejar huella.

Roberto dijo...

Gracias, Miguel, por dejar la tuya por aquí :-)