Pizza

Armaron la pizza entre caricias. Ella le abrazaba tiernamente por la espalda mientras él estiraba la masa. Luego, él le respondió de igual manera cuando ella extendía la salsa, añadiendo besos en el cuello y haciéndola estremecer. Colocaron juntos el resto de los ingredientes entre miradas y roces cargados de deseo. Cuando la última oliva estuvo en su sitio se fundieron en un ardiente beso y allí mismo se dejaron llevar por la pasión, olvidándose de meter la pizza en el horno. Juntos volaron y visitaron lugares maravillosos sin salir de la cocina.

Un rato después los amantes, satisfechos y hambrientos, no se sorprendieron demasiado al encontrar una pizza humeante y perfectamente horneada sobre la encimera de la cocina.

6 comentarios:

Gabriela Gouveia. dijo...

¡Me ENCANTO!
Corto pero hermoso e ingenioso.
<3

Roberto dijo...

Estupendo :-)

Anónimo dijo...

Vos escribiste el microcuento Roberto? El calor de esa cocina entro en mi sala, esta buenisimo! Siempre le hecho una miradita a tu blogg, me gusta mucho.
Sandra

Roberto dijo...

¡Gracias, Sandris!
Sí, este microcuento es mío, al igual que todo lo que publico en el blog (a menos que indique lo contrario)
Me gusta que te guste ;-)

Ana Belén García Sánchez dijo...

Jo, que envidia cocinar así. Si hasta resulta ecológico... Debería empezar a mimar más el medioambiente, jaja. Me gustó mucho. Estoy echándole un vistazo a tu blog. Gracias por pasarte por el mio y darme a conocer el tuyo. Saluditos!!!

Roberto dijo...

¡Gracias, Rela! (¿puedo llamarte Rela? :-)
Yo descubrí tu blog hace varios días y me ha gustado mucho. Ya te tenía en el lector de feeds, ahora también en la lista pública de los blogs que sigo.
Nos estaremos viendo, aquí o allá :-)