Bramido en la penumbra

Una hembra cántabra labra y siembra en la penumbra. De pronto, ve una sombra macabra y una zozobra vibra en sus vértebras y en su membrana cerebral.

¿Una cabra? ¿Una cebra? ¿Una cobra? ¿Una culebra brasileña?

Oye un bramido y casi se obra en las bragas. La labradora alumbra y ve un bravo bramador. Su voz se quiebra, no hay palabras. El tiempo no sobra, maniobra y huye sin nombrar go ni cobrar 200.

La labradora cruza el umbral sin dar un timbrazo. Se libra del bramador como por abracadabra.

Luego, en la alfombra de hebras de fibra, junto al brasero, come sobrantes de sobrasada y bebe ginebra para olvidar el bramido en la penumbra.