Después de toda una vida luchando por encontrar la salida, finalmente se vio fuera del laberinto. A su espalda quedaron las paredes de piedra. Delante, una llanura infinita. Una suave brisa acarició su rostro, dándole la bienvenida a la libertad.
Sin embargo, jamás se había sentido tan perdido como entonces.
2 comentarios:
Suele suceder que cuando tenemos un objetivo marcado sabemos cual es el camino y cuando ya no hay objetivos o enemigos, las infinitas posibilidades nos desconciertan. Es tan emocionante!!! Me gusta.
Sí, me parece interesante el momento de ese cambio: cuando logras tu mayor objetivo... ¿qué viene después?
Gracias por comentar
¡Nos leemos!
Publicar un comentario